Lo que Asel Luzarraga ha sufrido está lejos de ser un caso aislado. No es más que un eslabón más en la interminable cadena de represión contra pueblos e ideas. Sin embargo, son pocas las denuncias que en América tienen la posibilidad de ser aceptadas por la CIDH y, seguramente, el de Asel es el único caso en conseguirlo por parte de una persona europea. En estos momentos vemos a diario, ese terrorismo de estado que en un tiempo se dirigía contra anarquistas y el pueblo mapuche, explotar contra toda la población chilena. Así pues, el caso de Asel abre una pequeña ventana desde la que señalar al Estado chileno y extender la presión internacional sobre él. La libertad de expresión y conciencia no debe ser un juguete en manos de los caprichos estatales. Por eso, tu adhesión también es importante; además de ser una forma de gritar contra la injusticia, ayudará a Asel a reunir el valor necesario en este camino, pues todos los caminos, más aún los espinosos, se recorren mejor en compañía.
¡Muchas gracias por aportar tu granito!